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Delfos

“Te advierto, quien quiera que fueres, ¡Oh; tú que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera! Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los tesoros. ¡Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses!”

( Inscripción en el frontispicio del Templo de Apolo en el Monte Parnaso cerca de Delfos en la región de Fócida, Grecia; c. 2500 adC. )

Un sabio de la antigua Grecia quiso poner a prueba la sabiduría de un colega y le sometió a las siguientes cuestiones:

¿Cuál es la más antigua de todas las cosas?
Dios, porque siempre ha existido.

¿Cuál es la más hermosa de todas las cosas?
El universo, porque es la obra de Dios.

¿Cuál es la más grande de todas las cosas?
El espacio, porque contiene todo lo que ha sido creado.

¿Cuál es la más constante?
La esperanza, porque se queda con el hombre después que él ha perdido todo lo demás.

¿Cuál es la mejor de todas las cosas?
La virtud, porque sin ella no existe nada bueno.

¿Cuál es la más rápida de todas las cosas?
El pensamiento, porque en menos de un instante puede volar hasta el final del universo.

¿Cuál es la más fuerte?
La necesidad, que obliga al hombre a enfrentar todos los peligros de la vida.

¿Cuál es la más fácil de todas las cosas?.
El dar consejos.

¿Cuál es la más difícil de todas las cosas?
¡Conócete a tí mismo!

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Delfos en wikipedia

Oráculo de Delfos en wikipedia

Maqueta del Santuario de Delfos

Santuario_Delfos

Monte Athos, la república monástica.

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No es fácil visitar el Monte Athos, se necesitan permisos especiales, porque esta república de monjes, aunque territorialmente pertenece a Grecia, que mantiene allí un gobernador (nombrado por el Ministro de Exteriores griego), está reconocida como una “entidad teocrática independiente”, que depende directamente del Patriarca de Constantinopla; y Grecia defiende rigurosamente esta independencia y los límites del territorio monástico.Antes de ir con dos sacerdotes españoles que encontré en Atenas, pensaba que se trataba de un monasterio más o menos como los nuestros. En cambio no, es una verdadera “república teocrática”. Un vasto territorio a lo largo de la pequeña península (45 km y el límite con Grecia al principio), con bosques, campos cultivados, carreteras, montañas, mercado, poblados donde viven monjes, pero también laicos que sirven a los monjes, con la familia y las esposas a pocos kilómetros, en Grecia. La península en el límite con Grecia es montañosa y boscosa, llena de acantilados. Más adelante se abaja hacia el mar y es casi desértica.

En el centro está la Meghisti Làvra (la gran làvra), el monasterio fundado por san Atanasio en 963. Làvra significa “camino estrecho”, e incluye las celdas monásticas, la iglesia, el horno, los almacenes, la hospedería y otros servicios. Los monasterios cenobíticos (el cenobio es donde los monjes viven una vida comunitaria) son veinte. Después están también los monjes que viven individualmente y proveen con el trabajo a sus necesidades personales, participan en la liturgia del monasterio del que dependen y comen con los monjes en las grandes fiestas litúrgicas. Hay monjes que viven en grutas aisladas, otros en cumbres de montañas de difícil acceso y a quienes de vez en cuando se les abastece de comida desde abajo con una cesta.

A la república monástica se accede sólo por mar y, aparte del viaje en autobús que conduce del pequeño puerto a la gran Làvra y para algún recorrido más largo, para visitar el territorio se hacen horas a pie, entre bosques, colinas y montes, siempre en un paisaje encantador, con el mar azul oscuro que a veces se ve desde ambas partes de la estrecha península. Los permisos de residencia son de 3-4 días, pero prorrogables, y hay que quedarse en la hospedería de un monasterio. La gran Làvra, suspendida entre el cielo, la tierra y el mar, es el lugar principal de este “monte santo” consagrado a María y a la contemplación de Dios y de la naturaleza.

Recuerdo haber vivido tres días en una atmósfera llena de oraciones, cantos, trabajos y renuncias, pero con el ánimo alegre porque te encuentras en contacto con la naturaleza y sobre todo con Dios. Todo transpira a Dios, todo habla de Dios, que se revela llenando el corazón de alegría. Si se visita el Monte Athos, es necesario ir con el alma abierta a la contemplación, de lo contrario no se resiste.

Los monjes proceden desde varias partes del mundo ortodoxo, desde Rusia e incluso desde los griegos en América, y en su vida recorren la “Escala del paraíso”, descrita por san Juan Clímaco (s. VII), que es su modelo: combatir las propias pasiones y alcanzar la apathìa, la indiferencia espiritual, para entrar en la “vida evangélica”. En el refectorio de la gran Làvra, a la derecha están pintados al fresco los ángeles que ayudan y confortan a los monjes que suben la difícil escala hacia Cristo; a la izquierda, los demonios tentadores que devoran a los monjes que caen de la escala porque son incapaces de vencer las tentaciones.

Recordando esa breve experiencia y en los breves diálogos (se hablaba francés) con un joven monje que me acompañaba en las visitas (entre los monjes hay licenciados, médicos, ingenieros), me pareció comprender la diferencia entre el Occidente y el Oriente cristiano (una de las tantas). Nosotros privilegiamos, en la formación de los sacerdotes y también en la predicación, el estudio especulativo y teórico de la teología, pensando quizás que conocer de manera profunda equivale a vivir; allí en el monte Athos no hacen tantos razonamientos y distinciones, todo está dirigido a la búsqueda de Dios, a recorrer un camino espiritual que te conduce a Dios. Nosotros queremos conocer a Dios, ellos tienden a encontrarle para dejarse transfigurar por Él.

El Monte Athos, como todos los conventos de clausura, es un lugar simbólico del cristianismo, que está arraigado en la tierra pero tiende al cielo. Es una escala hacia el Paraíso, la Jerusalén del cielo transformada en monasterio, anticipación de los “cielos nuevos y tierra nueva” del Reino de Dios. Simboliza también, para nosotros Iglesia latino-occidental, la riqueza litúrgica y espiritual del Oriente cristiano. Y nos invita a rezar por la unidad de las Iglesias cristianas, porque sólo así Cristo podrá ser testimoniado y anunciado de modo creíble a todos los pueblos y culturas del mundo.”

Padre Piero Gheddo. Fuente: Zenit.org.

Monte Athos, sitio web oficial

Monte Athos, wikipedia

 Requisitos para visitar el Monte Athos

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Los cedros del Líbano

Los cedros constituyen un género de coníferas pináceas. Son árboles de gran tamaño, de madera olorosa y copa cónica o vertical, muy utilizados para ornamentación de parques. Poseen una distribución disjunta: Norte de África, Medio Oriente y el Himalaya.

La palabra «cedro» procede del latín cedrus, que a su vez viene del griego (kedros), expresión con la que se denominaba también al enebro.

El cedro es el árbol nacional del Líbano y su silueta figura sobre la bandera de este país.

Los cedros son grandes árboles de 25 a 50 metros de altura, en los que las hojas ―agujas perennes y cortas (de 2 a 4 cm), un poco puntiagudas, pero más largas (de 3 a 6 cm) y más flexibles en el caso del cedro del Himalaya― se reúnen en ramilletes sobre ramitas cortas. Su copa, afilada durante su juventud, toma una forma tabular característica a partir de los 30 años. Sus ramas son muy horizontales.

La piña hembra es ovoide oblonga, de 6 a 11 cm de largo y 4 a 6 cm de diámetro, de la que surgen piñones delgados, separándose antes de su caída del árbol. Las semillas triangulares tienen alas.

Los cedros pueden vivir más de 2000 años.

por ser una madera bastante frágil, su empleo en carpintería es muy limitado. Sus propiedades de imputridez lo hacen idóneo en la construcción naval y la fabricación de sarcófagos. Se usa en la construcción, sobre todo como recubrimiento de muros exteriores (bevel-siding) y para tejas de madera (shingles).

La madera noble de este árbol es útil para crear instrumentos musicales, como guitarras, de gran sonoridad y belleza, así como para confeccionar objetos artesanos (cofres, joyeros, etc.). También se usa habitualmente en la fabricación de lápices.

El aceite natural aromático del cedro del Atlas tiene propiedades antisépticas.

Fuente: Wikipedia

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